lunes, 14 de noviembre de 2011

DE DICCIONARIOS Y ENCICLOPEDIAS
Por Paco Fernández
Director del Servicio de Información e Investigación sobre la Lengua (SIL)
Universidad Nacional de Salta

En el artículo anterior realicé una aclaración sobre los libros de referencia o de consulta. Ahora explicaré sobre qué se habla en ellos. Son los que exponen, de manera más o menos sistemática, aquello que se presenta y desarrolla en las fuentes primarias, o sea los libros que versan, esta vez en forma sistemática, sobre alguna materia específica de una ciencia o de distintos aspectos de la realidad. Son de referencia, por ejemplo, enciclopedias, diccionarios, libros de texto, manuales y otros similares. Por lo general, estos ordenan sus temas o glosarios alfabéticamente. Lo destacable –en comparación con los otros tipos de libros– es que constituyen un material de consulta; es decir, normalmente no se leen “de corrido”, sino que se busca en ellos diferentes datos, como en los diccionarios de la lengua, en los cuales rastreamos palabras para comprender o ampliar distintos sentidos y significados. Jamás se nos ocurriría leerlos de la “a” a la “z”.
Como otros ejemplos importantes de libros de referencia o de consulta, está la Enciclopedia Británica, conocida como una de las más importantes del mundo. Por supuesto que, además de haber sido publicada en inglés, también tiene la versión castellana, junto con la de otras lenguas que cuentan con millones de usuarios. De todos modos, como es una publicación muy cara (cuesta alrededor de 900 euros), es posible consultarla en internet y en las bibliotecas de cierta categoría. En nuestro idioma tenemos varias enciclopedias generales de mucho valor. Pero es preciso señalar que no solo hay enciclopedias generales, sino también las orientadas a temas específicos, como los mapas y cartografías, las de temas geográficos, las dedicadas a memorias y vidas de personajes destacados, y muchas más.
Otro ejemplo específico referido a la lengua lo constituyen las innumerables gramáticas que existen en español, desde las muy especializadas, escritas para investigadores, como las que son de consulta masiva. Una de las obras más trascendentes de la Real Academia es la “Ortografía de la lengua española”, publicada a fines de 2010, a disposición de cualquier lector. Pero, más que esta, para especialistas, es recomendable la obra de idéntico nombre publicada en 1999, práctica para ser examinada por cualquier usuario.
Los diccionarios
Quién no utilizó un diccionario desde los años de la primaria… En este sentido, esos libros de referencia han sido los primeros que consultamos desde pequeños. Luego, a medida que fuimos creciendo y adentrándonos en el saber en la escuela secundaria y después en la universidad –mas también cuando, ya adultos, elegimos un área del saber para especializarnos–, conocimos diccionarios sobre distintas especialidades: biología, medicina, arquitectura, e innumerables áreas del saber que necesitan ser consultadas sobre sus términos técnicos.
Se puede apreciar lo explicado en la definición que proporciona el “Diccionario de la Real Academia de la Lengua” sobre este tema: “Libro en el que se recogen y explican de forma ordenada voces de una o más lenguas, de una ciencia o de una materia determinada // 2. Catálogo numeroso de noticias importantes de un mismo género, ordenado alfabéticamente. ‘Diccionario bibliográfico, biográfico, geográfico`” (DRAE, página 818).
En un diccionario podemos encontrar el significado de las palabras, con las distintas acepciones utilizadas en cada uno de los lugares donde se habla español. Por ejemplo, el “Diccionario de regionalismos de la lengua española” de Pablo Grosschmid y Cristina Echegoyen (1998) afirma que la palabra “chango”, en el noroeste argentino, significa “chico”, “niño”, “muchacho” (página 155); sin embargo, en Buenos Aires y en el Río de la Plata, este concepto se designa con la palabra “pibe” (página 427). En cambio, en algunas zonas de México “chango” significa “mono”, “mico” y, en general, “simio”, mientras que en Chile apunta a una persona torpe y fastidiosa. Por otra parte, en Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela, “bromista”, “guasón” y, además, en Puerto Rico, “persona de modales afectados”. Por fin, nuestro “Diccionario de regionalismos de Salta” de José Vicente Solá (1975, páginas 111-112) define a “chango” como “Muchacho. También se aplica, cariñosamente, a personas de cierta edad”.
Esas variaciones se dan en muchas palabras de distintas zonas donde se habla español, aunque también se producen en otras lenguas.
Todos sabemos que existen, asimismo, diccionarios de cada una de las lenguas, en los que se brinda léxico y dicciones comparativas entre dos idiomas, para quienes estudian –desde la propia y nativa– otras extranjeras: hay diccionarios “español-inglés”, español-italiano”, por citar solo dos casos.
Las enciclopedias
Enciclopedia (del griego “en”; “kíklos” = círculo; “paideia” = educación; literalmente, “educación en círculos”) es un “Conjunto de todas las ciencias // 2. Obra en que se trata de muchas ciencias. // 3. Conjunto de tratados pertenecientes a diversas ciencias o artes. // 4. “Diccionario enciclopédico” (DRAE, página 902).
En este tipo de libro de consulta (en el que también se muestra el significado de las palabras) se habla sobre distintos temas de todas las ciencias. Por caso, de los lugares geográficos, ciudades, personajes destacados en la historia, hechos históricos, datos científicos para consumo de no especialistas, y miles de temas, con la ayuda de fotos e ilustraciones, como también sobre cualquiera de las otras ciencias.
En una biblioteca, como están a disposición del público distintos tipos de diccionarios, también se ofrece varias ediciones enciclopédicas que, por lo general, constan de más de un tomo cada una.
Tales libros de consulta solucionan más de un problema a los estudiantes cuando sus profesores les encargan pequeños o más avanzados trabajos monográficos sobre cualquier materia. Sin embargo, muchos adultos, a los que solamente inquieta la curiosidad por determinados asuntos científicos o de divulgación masiva, tienen en ellos la posibilidad de satisfacer sus dudas.
Amén de estos datos, y aunque parezca una obviedad, es preciso recordar que, tanto diccionarios, como en especial enciclopedias, están radicados en páginas web de fácil acceso, de modo que, sin necesidad de asistir a una biblioteca, es posible consultarlos desde el propio domicilio y sin costo, lo que además les ahorra tiempo.
Conclusión
El tema tratado me fue solicitado por María Victoria Lladós, cuyos estudiantes que visitamos hace un par de semanas necesitan precisiones al respecto. Por eso les auguro que pueda serles de utilidad para repotenciar su aprendizaje.
Sin embargo, cualquier lector puede encontrar, en esta orientación, una guía práctica para manejar y aprovechar mejor su consulta, ahorrando tiempo y gasto de traslado a una biblioteca.
En definitiva, la consulta a cualquiera de estos libros llamados “de referencia” ofrece a los lectores un amplio panorama de posibilidades no solo para consultar en situaciones concretas que deben solucionar, sino asimismo para ampliar sus conocimientos sobre temas de su interés.

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