LAS PALABRAS Y EL DICCIONARIO
Por Paco Fernández
Director del Servicio de Información e Investigación sobre la Lengua (SIL)
Universidad Nacional de Salta
“¿Qué significa esta palabra?”
¡Cuán dignos de tenerse en cuenta esos libros llamados diccionarios! ¡De cuántas dudas nos sacan! Hoy he de abordar el tema relacionado con estos que han sido denominados, jocosamente, por los argentinos como “desburrantes”. Muchas veces hemos escuchado: “Me voy a desburrar sobre tal palabra”.
Los diccionarios de la RAE
La entidad madre de la lengua, la Real Academia Española, acompañada por las veintidós academias regionales que conforman la Asociación de Academias de la Lengua Española, ofrecen a sus usuarios los siguientes instrumentos para que se pueda consultar dudas sobre palabras, locuciones y, en algunos casos, normas gramaticales:
El DRAE o “Diccionario de la Real Academia Española” que, desde sus comienzos en el siglo XVIII, ha impreso 22 ediciones separadas entre ellas, en algunos casos, por varios años. Junto con esta vigésima segunda edición, que vio la luz en 2001, se ha inaugurado hace poco una actualización permanente respecto a determinadas voces en línea (“on line”). Entrando a la página http://www.rae.es se aprecia, hacia la derecha, dos ventanillas: la primera reza “Diccionario de la lengua española. Vigésima segunda edición”. En ella se consulta sobre cualquier palabra que figure en ese diccionario. La de abajo: “Diccionario panhispánico de dudas. Primera edición”. Este diccionario, cuya sigla es DPD, está actualizado a 2005 y capitaliza en sus páginas palabras que no hayan aparecido en el DRAE; pero también se incluyen dicciones inglesas y de otras lenguas, de uso frecuente por parte de los hablantes, por ejemplo “shopping”. Además de ello, una vez que se ingresa para buscar una palabra como “shopping”, arriba de la explicación sobre la palabra se lee tres títulos, el último de los cuales, a la derecha, dice “Artículos temáticos”. Cliqueando allí se llega a una tabla de diversos temas lingüísticos o gramaticales sobre los que se puede consultar, como “Género”, “Puntuación” o “Concordancia”. A su vez, en cada uno de ellos hay hipervínculos (en letras azules) sobre los que es posible ampliar la información “pinchándolos” con el puntero del “mouse”. Este diccionario proporciona datos sobre los anglicismos, dando alternativas en castellano respecto de las palabras o bien asesorando sobre la forma más adecuada de utilizar esos extranjerismos.
Como se puede apreciar, sin adquirir los libros se consulta sobre todas estas posibilidades de dudas, por lo que el interesado puede, desde una computadora personal con internet, arribar a cualquier información sobre la lengua.
Bases de datos léxicos de la RAE
Por si estos recursos fueran insuficientes para la búsqueda, al situarse en la página principal de la RAE aparecerán, a la izquierda, varias opciones de ingreso a la consulta. Las dos primeras tienen que ver con los dos diccionarios arriba referidos. La tercera menciona “Banco de datos” sobre palabras. Entrando por esta variante, hay dos posibilidades de ingreso mediante las cuales se llega a dos bases de datos léxicos que suman unas 410 millones de palabras: la primera se llama CREA (Corpus de Referencia del Español Actual). Se extiende desde mediados del siglo XX hasta la actualidad; la segunda es CORDE (Corpus Diacrónico del Español) que informa sobre palabras desde los comienzos del idioma hasta mediados del siglo XX. Al abrir la que corresponda (según la palabra que se busque), aparecerá una ventana en cuya primera parte estará titilando el cursor. Allí se coloca la voz a buscar. La respuesta se dará (sobre todo en el caso del CORDE, respecto de términos antiguos y, en la mayoría de los casos, que no se usan) mostrando todas las ocurrencias de estos términos en determinados escritos, discriminados por países y autores.
Curiosidades
Al margen de las necesidades que se tenga respecto a la consulta de palabras, muchas veces llaman la atención algunas, tanto por su significado, pero también por su origen o etimología, información a la que podemos arribar consultando el diccionario.
Por ejemplo, ¿adivinan Uds. si es o no correcta la manera de referirse, como algunos hoy estilan, a mujeres y varones colocando el masculino y el femenino? Se suele leer: “maestros y maestras”, “ellos y ellas”, “niños / niñas”, y otros casos similares. La Academia explica, con respecto a esto (ver en “Artículos temáticos”, “Género2” del DPD en línea), que cuando decimos “alumnos” podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por varones, o bien a un colectivo mixto, de ambos sexos. En relación con esto, aclara: “A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: «Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96). Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo —y debió— decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros. Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas deberán participar por igual alumnos y alumnas. Por otra parte, el afán por evitar esa supuesta discriminación lingüística, unido al deseo de mitigar la pesadez en la expresión provocada por tales repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones artificiosas que contravienen las normas de la gramática: las y los ciudadanos.”.
Con esto queda claro cuál es la forma correcta de expresarse en relación con los géneros gramaticales o los sexos.
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